lunes, 24 de diciembre de 2012


Una realidad inconsistente

Los graves hechos sociales que han transcurrido durante los últimos tres días en los cuales primaron la necesidad (no en todos los casos) de algunos sectores de la sociedad argentina y la gran deuda institucional de este país, me han llamado la atención de una forma bastante particular.
 
Bastante preocupado con lo que estaba ocurriendo al leer los medios de información escritos, me volví a preguntar qué ha ocurrido para que algunos sectores aún soporten ciertas necesidades básicas en un entorno de crecimiento económico fuerte durante los últimos nueve años y una leve mejorada en la distribución del ingreso, al menos hasta 2010.
 
La preocupación comenzó a erizar cuando, luego de la jornada laboral, pasé por la puerta de un gran centro comercial del barrio porteño de Abasto; por mi parte debo confesar la sensibilidad social inconfesa hasta este momento, puesto que noté un impresionante flujo de personas que se daban prisa hacia las compras de ocasión.        
 
Desde mi perspectiva, no cabe una respuesta económica de carácter holístico respecto a los acontecimientos, los cuales se sitúan casi en las antípodas: por un lado, saqueos a supermercados en distintos barrios populares del país y, por otro, consumo masivo de distintos bienes relacionados con nuevas tecnologías e indumentaria con precios elevados en distintos tiendas de la ciudad.

En este escenario, se hace bastante dificultoso enunciar un set de causas económicas. Sería incurrir en un error de identificación de los fenómenos económicos y, más aún, cuando notamos dinámicas contemporáneas distintas en una misma sociedad.
 
Sin caer en tautologías, cabe recordar que la multicausalidad de los hechos sociales se extiende hacia la economía; indudablemente es lo que imprime un grado de dificultad al momento de describir los fenómenos socioeconómicos sin recurrir a un enfoque sistémico. En este sentido, existe un gran set de enigmas económicos que han motivado una producción de investigación a gran escala. El desarrollo de las sociedades es uno de los grandes tópicos que conforman ese conjunto. 
 
La dificultad mencionada fue notada en una recordada frase del gran economista del siglo XX, John Maynard Keynes, con motivo del obituario de Alfred Marshall:
`` El economista debe poseer una rara combinación de dones. Debe alcanzar un elevado estándar en diferentes direcciones y debe combinar talentos que a menudo no se encuentran juntos. Debe ser, en cierta medida, matemático, historiador, estadista y filósofo. Debe entender símbolos  y hablar con palabras. Debe contemplar lo particular a la luz de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo de su pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado para los propósitos del futuro. Ninguna parte de la naturaleza humana o sus instituciones debe ser completamente fuera de su consideración´´ (Memorials of Alfred Marshall, Arthur Cecil Pigou. Londres, 1925).            
   
Como lo enunciaba Keynes, el economista debe tomar el conocimiento de varias disciplinas en el camino hacia comprender los fenómenos sociales y económicos. Desde esta afirmación es deseable que las dificultades se minimicen y la apreciación de la realidad sea más rica.
 
Considerando la necesidad de una óptica sistémica al analizar los sucesos socioeconómicos, se torna necesario pero no suficiente citar el desenvolvimiento de los fundamentales macroeconómicos pertenecientes a la gestión de política actual. Se propone adicionar como condición de segundo orden, una breve digresión acerca del comportamiento de algunos sectores de la sociedad.
 
Muchos investigadores y profesionales de las ciencias sociales se han pronunciado por años acerca de la problemática social de los tiempos que han sido testigos y sus posibilidades respecto a mayores niveles de bienestar agregado: desde los trabajos de investigación principalmente caracterizados por el individualismo metodológico hasta la metodología experimental donde se presenta una gran evidencia acerca del carácter cooperativo de los seres humanos como detonante de un mayor nivel de felicidad.  

Sin ánimo de rayar lo intempestivo, se propone una hipótesis a modo descriptivo sobre los hechos que se mencionaron a principio de estas notas.
 
Mientras que inicialmente se plantea que la dinámica de la vida económica de los países parece repetirse a lo largo de la historia, no todas las sociedades toman las mismas decisiones que la doméstica. Algunas deciden recorrer el camino del desarrollo de todo el sistema social y otras dirimen en aras de beneficios particulares de corto plazo sin importar el beneficio agregado. Parecería que durante los últimos treinta años, la mayoría del mundo capitalista, en cierta medida incluido nuestro país, ha tomado la segunda posición. Para seguir la afirmación de Keynes, los grandes fenómenos sociales de los últimos años sostenidos principalmente por ciclos económicos favorables a los que se sumó cambios estructurales notables como la irrupción de China e India al sistema de economías de mercado, ha tenido resultados notoriamente ambivalentes.
 
Postulamos a nuestro país como un ejemplo de tal ambivalencia. En perspectiva histórica, se tiene una serie temporal de fundamentales macroeconómicos con un desenvolvimiento notablemente favorable en el período que transcurre desde mediados de 2002 hasta inicios de 2009 pero que desde ese año se han notado grandes distorsiones en la economía que fueron resultado de gestiones evitables, es decir, errores de política no forzados.        
 
En ese escenario, un importante sector de la sociedad decidió continuar democráticamente con esa administración de gobierno. Sin embargo, actualmente no todos parecen tener algún mínimo acuerdo social, pues los hechos de violencia en distintos puntos del país pusieron en evidencia que existe cierta fragilidad que irrumpe sobre las bases institucionales del país.
 
¿Cómo se puede explicar entonces el boom de ventas y el saqueo en distintas localidades provinciales acontecidas en forma simultánea?
 
Básicamente desde aquí se postula que hay dos factores, dentro de la multiplicidad de los mismos, que se desprenden de manera importante:
 

  1. El crecimiento no es un factor determinista del desarrollo de las naciones.

  1. La naturaleza del hombre está básicamente caracterizada, entre otros aspectos, por la mutación y/o alteración de los estados de ánimo dados durante períodos cortos, un momento o en solo segundos.


Respecto al primero, es una condición deseable que las economías crezcan para generar capacidad de liquidez que sustenten un mayor espacio fiscal para una política de distribución del ingresos más eficiente a través de la inversión y apuntalando el consumo. Con el acompañamiento de estas variables, la gestión política debería procurar atención a horizontes de planeamiento de mediano y largo plazo. El horizonte es menos incierto ante un mejor marco institucional y el fomento de contratos sociales en los que intervengan todo el sistema político nacional con independencia de los beneficios de cada parte.

 
Dicho marco institucional es menos permeable frente a escenarios de crisis si es acordado previamente por todo el espectro político. A su vez, la consistencia de las principales decisiones de política junto a la flexibilidad de las mismas, debería ser el principal activo de los futuros hacedores de política.         

 
El segundo punto descansa en el comportamiento histórico que han tenido los agentes ante períodos de crisis. En la primera entrega de Notas sobre Crisis, se había aludido a la persistencia de ciclos de auge y caída en las economías del denominado Cono Sur de América.
 
Períodos iniciales de crecimiento de la producción con generación de empleo y consumo seguidos de consecuentes auges en las percepciones de corto plazo de los agentes que son retroalimentadas, a su vez, por sistemas financieros que ofrecen crédito sin proyectar que los cambios, repentinos o suaves, forman una de las características principales del ser humano en sociedad.
 
Es de destacar que dichas características determinan un complejo entramado de dinámicas de comportamiento que nutren nuevas decisiones y erosionan las precedentes, pues todos estos comportamientos, quizás, sea la principal razón del ser respecto a las decisiones económicas. Tales decisiones pueden afectar varios aspectos dentro de los cuales se podría incluir el status quo socio económico de los agentes y, en ciertas condiciones, del agregado social lo cual debe ser un llamado de atención a la ciencia económica. Con los eventos de los últimos días sería difícil afirmar que el status quo de todo el tejido social aún prevalece. Mientras algunos se agolpan hacia los comercios otros se precipitan ilegalmente sobre los supermercados.
   
En este marco, modelar el proceso de decisiones económicas de los agentes y los hechos sociales resultantes a través de la evidencia macroeconómica se hace complejo. Sin embargo, es de importancia el contexto en general y el económico en particular como factores determinísticos en las percepciones de la realidad.
 
Los excesivos gastos y tomas de crédito que sustentaron el crecimiento económico determinan no solamente fragilidades patrimoniales en el sentido de Minsky sino que como muestran los hechos mencionados, existe hay una fragilidad social de mayor importancia. Las percepciones de los sectores más vulnerables se modifican constantemente desde las necesidades principales. Por esto, para muchos la realidad es algo que sería mejor que no ocurra.               

lunes, 17 de diciembre de 2012

La primera señal de recuperación de la industria argentina y sus causas

Hace ya un tiempo, escribí algunas notas criticando la política económica    implementada por el gobierno argentino para enfrentar la desaceleración de Brasil, el principal socio comercial argentino. Aunque reconocí que el origen de la desaceleración en la tasa de crecimiento argentina era exógeno, también intenté mostrar que la economía argentina se terminó estancando luego de que el gobierno tomara medidas radicalmente distintas a las implementadas durante la crisis de 2009. Para reiterar brevemente la conclusión de esas notas, a mi juicio el error fue la negativa del poder ejecutivo a permitir una depreciación del tipo de cambio tal que permitiera absorber el shock externo sufrido, en conjunción con un aumento de las tasas de interés que modere la tasa de inflación, lo cual hubiera provocado una depreciación del tipo de cambio real (o al menos, un freno en la apreciación observada en los últimos años). 

En lugar de reiterar estas medidas, que constituyeron una efectiva reacción de política económica en la crisis de 2009 (junto con una mayor tasa de expansión del gasto público) y permitieron una rápida salida de la misma, el gobierno se negó en principio a validar una mayor depreciación  del tipo de cambio nominal y un aumento de tasas, para lo cual recurrió a una serie de medidas de ajuste tales como la restricción casi total a la compra de divisas y la implementación de barreras a las importaciones. Aunque los funcionarios oficialistas adujeron siempre que de esta forma se garantizaban los dólares necesarios para pagar los vencimientos de deuda externa y se protegían las reservas internacionales del Banco Central, lo cierto es que las reservas cayeron (sobre todo en relación al PBI) y la economía se comenzó a estancar, sin que se produjera al principio el necesario ajuste en el tipo de cambio real, tal que se detenga el deterioro en la competitividad y se encarezcan algunas de las fuentes de fuga de divisas (como por ejemplo, las importaciones y el turismo en el exterior).

En los últimos días, hemos tenido una buena noticia en el frente externo, ya que la industria brasilera volvió a mostrar en octubre una tasa de crecimiento positiva, luego de un año completo de contracción:

Fuente: Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística

Su efecto sobre la industria argentina no se demoró, ya que también la industria argentina (EMI) dio una señal de reactivación luego de varios meses de contracción:

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos

Todavía no se dispone del dato del Estimador Mensual de Actividad Económica, que mide también al sector primario y de servicios. Sin embargo, teniendo en cuenta que ambos indicadores se han movido en el mismo sentido en los últimos meses, pero con el EMAE mostrando siempre un menor deterioro, la mejora en la economía brasilera debería también reflejarse en el nivel de actividad general.

Parece claro que la recuperación en la industria brasilero probablemente sea el motivo de esta incipiente reactivación en la industria argentina. ¿Qué ha ocurrido en el plano interno? Lo primero que debemos destacar es una leve modificación en la evolución del tipo de cambio nominal (TCN) y las tasas de interés:

Fuente: BCRA (TCN y Tasa de Interés) y blog Cosas que Pasan (tasa de inflación anualizada basada en índices de precios al consumidor provinciales).

Luego de la corrida contra el peso de fines de 2011, el Banco Central mantuvo constante la tasa de depreciación del TCN en un 8% interanual. A partir de mayo, comenzó a acelerar la misma hasta llevarla a un 12.5% interanual en octubre. Asimismo, luego del incremento en las tasas de interés de fines de 2011 (también producto de la corrida contra el peso), había validado una reducción en las mismas. Esto se comenzó a revertir levemente a partir de Julio 2012. Como resultado de esta política, la tasa de inflación (eje derecho) parece estar manteniéndose constante en torno al 22% interanual, de acuerdo a la estimación basada en los índices de precios provinciales. Esta combinación de políticas logró exactamente el resultado esperado, ya que a partir de agosto parece haberse detenido la apreciación del tipo de cambio real:

Fuente: blog Cosas que Pasan.

Esto implica una clara modificación de la política económica, que ahora parece estar apuntando a una mayor tasa de depreciación del tipo de cambio y tasas de interés levemente más elevadas. Por otro lado, teniendo en cuenta que la tasa de inflación permanece por encima del 20% (algo que no ocurrió en 2009), podría considerarse necesaria cierta profundización de esta política, sobre todo si se desea que la industria argentina recupere competitividad en el corto plazo. En este sentido,  parece clave hacer ajustes en la tasa de expansión de los agregados monetarios, que actualmente presentan un comportamiento muy diferente a 2009, cuando llegaron a tocar el 0% de crecimiento interanual:

Fuente: Banco Central de la República Argentina.

La tasa de variación interanual de la base monetaria se acerca al 40% en los últimos meses, mientras que la expansión de M2 permanece en torno al 25-30%. Con este ritmo de expansión monetaria, parece difícil que la tasa de inflación se modere significativamente.

Asimismo, es imperativo corregir las restricciones a las importaciones y a las compras de divisas. En la medida en que mejore la cosecha de soja y se recuperen las exportaciones industriales a Brasil (como espera el grueso de los economistas argentinos), el mayor ingreso de divisas, así como una mayor corrección en las políticas cambiaria y monetaria, deberían allanar en parte el camino para levantar las restricciones a las compras de divisas (lo cual permitiría comenzar a eliminar el mercado paralelo del dólar y por ende el actual desdoblamiento de facto del tipo de cambio) y a las importaciones. Llamativamente, es este aspecto el que genera más escepticismo, ya que el ánimo irracionalmente intervencionista del gobierno no parece que vaya a ceder, sobre todo teniendo en cuenta que se ha mantenido a los funcionarios que tomaron estas medidas y que el giro hacia un modelo más parecido al venezolano es cada vez más evidente.

Queda claro entonces que quedan cuestiones por corregir, pero el ajuste en la tasa de depreciación del tipo de cambio nominal y las mayores tasas de interés no dejan de ser una buena señal: han permitido que la incipiente recuperación brasilera surta efecto y que el sector industrial muestre su primer signo de reactivación en varios meses. Quedará en manos del gobierno la decisión de profundizar este improbable camino de pragmatismo en la política económica, pero solo hace falta revisar los titulares de los diarios argentinos para notar que todas las declaraciones de la presidente y sus funcionarios parecen indicar lo contrario.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Fútil batalla argentina contra las instituciones y la propiedad privada

Muy a pesar de un fanático de la economía como quien les escribe, la coyuntura actual obliga a escribir sobre temas de carácter "institucional", que tienen más de políticos que de económicos. Las últimas semanas se han ido transformando en una sucesión de noticias negativas acerca de la situación institucional argentina, tanto por noticias adversas externas, como por las medidas reñidas con los principios de respeto a las instituciones y a la propiedad privada que ha ido adoptando el gobierno argentino.

En primer lugar, la noticia de política económica/exterior más trascendente ha sido el enfrentamiento con los denominados fondos "buitre", más particularmente el fondo NML Capital Ltd., que poseen bonos en default de la deuda argentina. Lo que comenzó con un intento de embargo de la fragata Libertad de la Armada argentina cuando se encontraba anclada en un puerto de Ghana, tomó aún mayor revuelo con el fallo adverso del juez Griesa en los tribunales de Nueva York, el cual ordenaba pagar la totalidad de la deuda en default a estos tenedores de bonos. El fallo del juez apareció luego de una serie de declaraciones grandilocuentes y poco convenientes de funcionarios argentinos, que dejaban en claro que el gobierno argentino no pensaba cumplir con un fallo adverso de la justicia norteamericana en esta causa. 

Si bien la cámara de apelaciones ha dejado en suspenso este fallo y el gobierno argentino sorprendentemente parece haber girado hacia una posición más negociadora (el Ministro de Economía Hernán Lorenzino parece haber abierto la puerta a la posibilidad de una reapertura del canje de deuda), esta situación no deja de ser una amenaza para la posición internacional argentina, en el (¿improbable?) caso de que la cámara sostenga el fallo y el gobierno argentino se niegue a cumplir el pago. Una posición más razonable, pero evidentemente tardía.

En segunda instancia, hace algunos días se convirtió en ley la reforma del mercado de capitales argentino. Esta ley presenta algunos aspectos preocupantes, que buscan someter a los empresarios a los designios del gobierno nacional y que probablemente tengan como principal objetivo a los grupos empresarios díscolos, como Techint y fundamentalmente Clarín, el principal grupo de medios opositor. A último momento, el bloque oficialista de la Cámara de Diputados incluyó modificaciones a un artículo, el cual permite a la Comisión Nacional de Valores (dependiente del gobierno nacional) a colocar veedores con poder de veto en empresas que sean investigadas por dicho organismo y a separar a sus directores. La inclusión de este artículo generó el rechazo de algunos bloques opositores, que hasta el momento habían acompañado en general la medida. 

Asimismo, el proyecto cambia el fuero para los litigios del sector al Contencioso-Administrativo, en lugar del fuero Comercial en que se encuentran hoy en día. Algo que resulta sospechoso, dado que el gobierno ha intentado también trasladar la denominada causa Clarín (acerca de la aplicación de la ley de regulación de medios de comunicación) a este fuero, el cual se dice que podría ser más influenciable por el gobierno nacional.

La última avanzada del gobierno, y sin lugar a dudas la más fuerte, ha sido en el marco de la mencionada causa Clarín. En los últimos meses, el gobierno había promovido la fecha del 7 de diciembre (7D) como la fecha límite para que se aplicara esta ley, dado que vencía la medida cautelar que beneficiaba al grupo Clarín e impedía al gobierno avanzar sobre el mismo. La causa se basa en un planteo de inconstitucionalidad de los artículos 45 y 161 de la ley de medios aprobada en 2009 realizado por el Grupo Clarín, que tratan sobre la multiplicidad de licencias que puede tener un mismo grupo y la adecuación en el plazo de 1 año a los límites impuestos por esta norma.

El pasado jueves 6 de diciembre fue prorrogada la medida cautelar por la Cámara Civil y Comercial Federal, luego de una serie de fuertes presiones del gobierno nacional a los distintos jueces que debían intervenir en esta causa, no solo mediante recursos judiciales y denuncias ante el Consejo de la Magistratura (organismo encargado de juzgar a los jueces por el desempeño de sus funciones), sino también mediante declaraciones públicas. Algunas de estas declaraciones hablaron de "alzamiento contra una ley de la Nación" (en el caso del Ministro de Justicia Julio Alak) y "golpe institucional" (en el caso del diputado kirchnerista Carlos Kunkel). 

Luego de esta derrota temporal, el gobierno ha presentado el recurso de "per saltum", una facultad recientemente aprobada por el Congreso de la Nación, que permite solicitar el tratamiento de una causa judicial por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, siempre y cuando se trate de un caso de gravedad institucional y este tribunal la acepte bajo este criterio. La potencial efectividad de esta estrategia es todo un misterio: si bien existen jueces del tribunal cuya simpatía con el gobierno es pública, no es seguro que vaya a emitir un fallo a favor. Cabe destacar que la semana pasada fue emitido un comunicado de las principales organizaciones que nuclean a jueces nacionales y provinciales, solicitando al gobierno que cese sus presiones al Poder Judicial, comunicado al cual adhirió una de las integrantes del máximo tribunal que es considerada cercana al gobierno (Elena Highton de Nolasco). Asimismo, parece claro que la gravedad institucional del caso tiene más que ver con la estrategia de confrontación directa y a cualquier costo utilizada por el gobierno, que por la relevancia misma de la causa. Es esta estrategia la que parece haber generado en estos días un conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, más que la naturaleza de la causa en si, que podría seguir transcurriendo por los canales normales de la justicia argentina.

Esta sucesión de conflictos dejan en evidencia la baja calidad institucional vigente en Argentina. Cabe destacar que, de acuerdo al índice de calidad institucional que publica la Red Liberal de América Latina, el país se encuentra en la posición 122 de 191 países, lejos de otros países de América del Sur como Chile (21), Uruguay (44), Perú (65), Colombia (86) y Brasil (89), los cuales claramente han elegido el camino de intentar mejorar sus instituciones y el respeto a las mismas en los últimos años. De acuerdo a este informe, los peores aspectos institucionales argentinos son los vinculados a la falta de libertades económicas, pero tampoco son satisfactorias las calificaciones en lo respectivo a cumplimiento de la ley, la facilidad para hacer negocios, el nivel de corrupción y la libertad de prensa en relación al resto de la región.

Por el momento, las únicas preocupaciones del gobierno parecen ser incrementar su control sobre la economía y, sobre todo, ganar la batalla contra los medios de comunicación que actualmente no se someten a sus designios. Mientras tanto, los problemas económicos persisten, los recursos y energía del gobierno son malgastados en batallas de poder inútiles para el bienestar de la sociedad y Argentina parece estar viendo una vez más como pasa el tren del desarrollo económico.

sábado, 8 de diciembre de 2012


¿Macroeconomía de la descoordinación o una macroeconomía descoordinada ex ante?


Iniciado el último mes del año, la economía argentina parecería estar bajo un complejo entramado de elementos endógenos y exógenos que promueven gran incertidumbre acerca del futuro inmediato.

Esto se hizo evidente hacia principios del último trimestre donde se avizoraron dos grandes hechos a los que los podríamos postular de naturaleza endógena y, en otro orden, exógenos. Si bien ambos no son antitéticos, a los fines expositivos es deseable guardar un criterio de separabilidad, obviamente siempre y cuando sea posible.

No caben dudas que una vez puestos en escena, estos factores parecen amalgamarse para, posteriormente, potenciarse y converger en una realidad que en muchas oportunidades, a los ojos de la lógica que podemos tener cada uno de nosotros, parecería irreal y, hasta a veces, fantástica. La motivación parecería ser encontrar el o los elementos que permiten la conformación de ese entramado generador de incertidumbre. Por otro lado, si la realidad es inesperadamente incierta, se obtendría ineludiblemente cierta disconformidad en la cuestión social. En este sentido, no sería de extrañar que el tedio mismo de ciertos sectores de la sociedad accione en el espacio público, en el reclamo como principal subyacente de esa posición acomodada desde ese sentimiento de disconformidad.

Adicionalmente, desde aquí planteamos que el relato puede construir realidades disimiles pero, en algún sentido, hermanas en su creación. La búsqueda constante de una verdad que se argumenta principalmente desde una retorica, muchas veces poco abarcativo, termina replicando hechos que forman una antítesis de ese relato. En esa antítesis es que encontramos una descoordinación de la realidad, un mundo desvirtuado, un sinfín de dinámicas no esperadas. He aquí la pregunta que titula este artículo.                  

Es en este contexto donde la pregunta merece al menos la identificación de esos factores acumulativos, donde el encuentro no es una mera casualidad sino una causalidad no determinante y marginalmente expeditiva, pues hace pocos meses grupos de personas se juntaban, citados a través de las redes sociales, en distintos puntos del país. El objetivo era reclamar lo que, según sus visiones, eran temas fundamentales a resolver, entre ellos estaban las restricciones cambiarias, la inseguridad y la inflación.         

Sin dudas, algunos de los temas que se mencionaban siguen siendo muy importantes para la sociedad en su conjunto. Por una parte, la dinámica inflacionaria, la cual ya ha conformado un régimen de alta inflación, es una distorsión negativa que afecta directa e indirectamente a todo el tejido social doméstico y; por otra, las restricciones cambiarias afectan directamente a no todos pero, indirectamente, a la mayoría de los habitantes de nuestro país.

Por otra parte con una esencia principalmente externa, semanas atrás la estrategia de los  tenedores coorporativos de bonos nacionales que no se habían acogido a las reestructuraciones  llevadas a cabo en los años 2005 y 2010, generó dos hechos desfavorables para nuestro país. El primero fue el embargo de la fragata Libertad en el puerto de Tema (Ghana) y, el segundo (con mayor importancia), el juez de primera instancia estadounidense, Thomas Griesa, ordenó a la Argentina a pagar el total que reclamaban los fondos de inversión especulativos MNL Elliot, Aurelius, Blue Skay y otros. Un monto de alrededor de 7.000 millones de dólares. Decisión doblemente llamativa. Los juristas especializados criticaban la instalación del ``innovar´´ y, desde la lógica histórica, la novedad no estaba dentro del esquema de comportamiento decisorio que se venía observando en el juez. El lector podrá pensar que la decisión del juez Griesa es un hecho raro, un Cisne Negro. Intentaremos que tal hipótesis sea refutada más  adelante.  

La decisión del juez de la cámara de primera instancia norteamericana podría entenderse como un evento exógeno que las autoridades de política económica local no pueden manejar. Sin embargo, el accionar del juez fue criticado debido a que fue visto como una respuesta a las declaraciones de funcionarios argentinos ex ante su sentencia lo cual pondría cierta duda en postular como un hecho netamente exógeno como también, y no menos importante, una conducta fuera de los límites de la racionalidad[1].

Si observamos otros que se han dado en los últimos años, es evidente que la hipótesis del shock externo queda algo invalidada. Tan solo enunciar el sostenido aumento de los términos de intercambio en el sector agropecuario el cual local sí lo podríamos notar como un evento inmanejable, no premeditado; no podemos influenciar en la tasa de crecimiento de los habitantes que se trasladan desde el empleo rural al sector industrial lo que hace necesario un incremento en la demanda de los productos exportables nacionales.           

La decisión judicial tuvo consecuencias económicas de corto plazo derivadas, principalmente, de la volatilidad financiera. Durante esos días observamos una caída en los valores del mercado de bonos, hecho que se canalizó con fuertes movimientos en los precios de los instrumentos financieros y el riesgo país, pues se temía que un default técnico fuera casi inevitable.   

Si nos trasladamos al campo de los factores endógenos, la política económica nacional encuadra  claramente. Con posibilidades de modificación ante tendencias que alejan al ciclo económico objetivo y, a su vez, con elementos que pueden empujar la dinámica hacia objetivos macroeconómicos determinados. No obstante, ante la aparición de choques externos, los elementos de política se tornan determinantes para evitar comportamientos macroeconómicos no deseados.           

Por lo tanto, los factores que han iniciado un ciclo de incertidumbre en la economía interna parecen gestarse de forma foránea como dentro de nuestro país. Mientras que a un factor lo postulamos fuera de alcance de los encargados de política económica, es decir, en este caso una externalidad negativa para la economía doméstica; las medidas para sostener algunas variables de la economía y otras, como la creciente tasa inflacionaria,  por la que parecería que no son tomadas en cuenta por la gestión de política económica, se clasifican como endógenas. En este escenario, se desprende la existencia de un set de factores de incertidumbre que está en el horizonte nuestro de cada día y que sea hace cada vez más difícil eludir.

Como al inicio del brillante libro de Mario Vargas Llosa, Conversación en la catedral (1973) , voy a tomar la  pregunta que se hace uno de los personajes principales, Santiago, con una pequeña modificación: ¿En qué momento se ha jodido la Argentina?. La pregunta puede ser dramática pero encierra en ella misma la presencia del factor tiempo y de otros factores que disparan el deseo de ensayar una respuesta: un factor interno, determinado, evitable (quizás); y otro externo, incierto, no conocido, inevitable. Es dable destacar que el momento es el resultado de un proceso el cual se hace casi quimérico identificar el principio, la acentuación, los eventuales cambios y el camino hacia el fin. Nuestra convicción es tratar de agregar algo a la realidad de estas semanas donde todo cambia sin anuncio y coordinación.        

Si la Argentina ha crecido de forma sostenida desde mediados de 2002, con alguna pausa en 2009, qué ha ocurrido que estamos viviendo en esta realidad incierta, casi dramáticamente fantástica, como escribimos al principio.

Al observar el espacio temporal mencionado, casi todas las variables que componen las cuentas nacionales como la demanda de bienes y servicios junto al empleo, dinamizaron el crecimiento económico.

Desde el lado de la oferta, la dinámica fue notoriamente menor. Si bien la formación bruta de capital creció, no lo hizo en las proporciones requeridas para signar sustentabilidad temporal a las tasas de crecimiento económico. La disparidad en el crecimiento de los factores que conforman la formación bruta de capital fijo, tales como construcción y la adquisición de maquinarias y equipos nos debería llamar la atención ya que ha contribuido a activar la dinámica de precios.

Las medidas de política económica caracterizadas por un empuje de demanda constante junto con el fuerte ingreso de liquidez proveniente de nuestros productos exportables fueron los principales factores que grafican la gestión de política.

La historia económica mundial evidencia que es fundamental dotar a la economía doméstica de una creciente demanda no solo como efecto económico a través del multiplicador enunciado en la teoría keynesiana sino también como un mecanismo gradual de inclusión social de los sectores vulnerables de la sociedad. Por otro lado, ésta inclusión masiva al consumo tiene efectos negativos frente a una oferta menos dinámica. En consecuencia, la tensión debe traducirse en movimientos de precios de los bienes y los factores: las presiones salariales y los precios domésticos que se evidenciaron en los últimos años fueron el resultado y elementos preponderante de una macroeconomía de la descoordinación entre la oferta y la demanda, en lugar de acuerdos intencionados, en sucesivas ocasiones, como la mesa de acuerdo entre empresarios y asalariados que algunas vez se intento gestionar.

Adicionalmente, los problemas de provisión de energía eléctrica, gas para la industria y para algunos sectores residenciales fue una de las consecuencias directas de la política de aliento a la demanda de consumo. Durante este año esos problemas parecen agravarse. Los últimos días observamos interrupciones masivas en el servicio de energía eléctrica residencial y de agua. La principal causa, no solo fue un aumento muy fuerte en el consumo derivado del shock climático (exógeno) que hizo que las temperaturas fueran suprapromedialmente elevadas; sino que debemos incluir, nuevamente, el continuo sostén endógeno a la demanda a través de la emisión monetaria y el aumento del gasto público en ausencia de medidas financieras para captar el ahorro doméstico.     

Este proceso económico, si bien hacia los primeros años fue positivo, ha dado paso a una  gran divergencia en los principales de la macroeconomía con la necesidad de algunos cambios inevitables como la corrección de la tasa inflación y la inevitable brecha cambiaria.

Si queremos fundamentar, desde el análisis económico, el por qué la descoordinación;  podemos citar el estadio económico de los países vecinos. Lamentablemente no llegamos a comprender las motivaciones que tienen las autoridades nacionales para implementar medidas sustancialmente distintas a problemas, sociedades y sistemas de producción de gran similitud al observar a los demás países de la región. En tales naciones, se logro minimizar la incertidumbre con una política económica coordinada en comparación a la Argentina donde aún tenemos tasas de crecimiento algo superiores pero con un régimen de alta inflación.  Esto es evidente y, a la vez, paradójico.

Las políticas implementadas por los vecinos que, a la vista de todos, han tenido éxito al menos en el corto y mediano plazo. Ante las presiones en la dinámica interna de precios como consecuencia del efecto demanda como así también el fuerte crecimiento en los precios de los commodities agrícolas, otros países han apelado a medidas contracíclicas como el suavizamiento y eficiencia en la aplicación de los ingresos fiscal como pueden ser los fondos específicos y, a su vez, por las políticas del control de la inflación.

Este grupo de países que podrían estar representados por Perú, Uruguay y en cierta medida también por Brasil, mostraron una tendencia a la consistencia de la política fiscal y monetaria de acuerdo al contexto económico vigente. Sin embargo, para estos últimos dado que se encuentran relativamente más insertados en el sistema financiero mundial, existen otros problemas ex post, como la eventual contracción del crédito externo si el escenario de desbalances globales tiende a la corrección aunque este escenario, en esta instancia temporal, es poco probable.

Las características mencionadas de las políticas implementadas bajo similares problemas parecen ser de dos mundos distintos. Una vez más, como en otros momentos de la historia,  la descoordinación macroeconómica de este lado del planeta no parece solucionarse sin los incentivos necesarios en cada uno de los países. La complementariedad estratégica de las medidas es una de las mejores opciones de que se dispone. No obstante, la región debe solucionar problemas estructurales como la pobreza e indigencia de una gran parte de su población.

Sin embargo, la respuesta merece un sustento más. Resultaría inverosímil si solo aludimos a argumentos netamente economicistas, los cuales son valiosos y continuamente interesantes, pero todo tiene otro lado, el lado de la política es consagrado como un gran elemento causal que está cerca de la determinación. Las formas de gestionar política se han modificado a lo largo de los últimos diez años llegando a un lugar situado casi en las antípodas al observar los países con mayor estabilidad y certidumbre.

Desde este punto podemos finalmente situar a la retórica, a la construcción de la realidad con sus positivos y sus negativos; seguramente, al inicio, con argumentos loables como el bienestar agregado de la sociedad pero cuando la construcción intenta desviarse de la realidad por mucho tiempo, los objetivos loables comienzan a tener grietas y cuestionamientos. Se inicia un camino en un corredor diferenciado de la realidad que nos lleva a chocar las metas enunciadas con precedencia, tornándose como un elemento exógeno, ajeno a lo que podemos controlar. Desde aquí se mezclan los factores externos e internos, parecería que se convierten en uno solo, en ese cúmulo de incertidumbre.

El camino del discurso crítico per se a los hechos criticados tiene grandes probabilidades de convertirse en un shock negativo. Es esto lo que ha sucedido con las decisiones que, al inicio, propusimos como un choque exógeno. El comportamiento agravado del discurso puede dar señales a los que deben tomar decisiones ajenas a nuestro set de elementos. Al juez Griesa algo lo motivó a fallar irracionalmente en contra de la Argentina, los grupos auto-convocados de personas en el centro porteño fueron empujado por algo más que el mero reclamo.      

El desacuerdo respecto a ciertas decisiones que parecen no tener marcha atrás a pesar de reconocerse equivocadas en la realidad real ha llevado tanto a foráneos como a compatriotas hacia la reacción con el intento de ser escuchados. Esto no es gratis en la economía. El costo de la descoordinación lo pagamos todos.


[1] No solo en economía notamos comportamientos irracionales solo que en esta ciencia poder notarlo es aleccionadoramente interesante. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

La energía perdida: la situación de las distribuidoras eléctricas de Buenos Aires

La semana pasada un importante apagón eléctrico sorprendió a varios barrios de la Ciudad de Buenos Aires y zonas circundantes. Este hecho ha llamado la atención sobre la situación del sistema de distribución de electricidad de esta zona urbana, que en los últimos años ha sido uno de los íconos de la política de fijación tarifaria y servicios públicos subsidiados del gobierno kirchnerista. 

En un contexto inflacionario y con un creciente deterioro fiscal, no han sido pocos los críticos de esta política, teniendo en cuenta además que dichos subsidios se han focalizado en la oferta y no en la demanda. En otras palabras, los subsidios han sido masivos y no se ha distinguido la situación socioeconómica de los usuarios, lo cual implica que (junto con los subsidios de otros servicios públicos, tales como el agua o el gas) pueden considerarse altamente regresivos en términos de su efecto sobre la distribución del ingreso. El único intento de corrección de esta situación por parte del gobierno comenzó a fines del año pasado, momento en el cual se empezaron a levantar los subsidios en servicios públicos a zonas residenciales de alto poder adquisitivo. Sin embargo, el avance en este sentido se suspendió cuando los signos de enfriamiento de la economía comenzaron a ser evidentes.

Ahora bien, además de esta crítica al efecto que este tipo de políticas tiene sobre los usuarios, ¿cuál está siendo el efecto sobre las empresas distribuidoras de energia eléctrica? Veamos en particular un breve panorama de la situación económico-financiera de las empresas que brindan este servicio en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, Edenor y Edesur.

Analicemos primero la situación de Edesur, de la cual pude conseguir menos información: 

Cuadro 1. Situación económico-financiera e inversiones de Edesur

Fuente: Memoria, Reseña Informativa y Estados Contables de Edesur S.A. 2008-2011. Montos en millones de pesos

Está más que claro que su situación patrimonial se ha deteriorado significativamente en los últimos años, si nos guiamos por el índice de solvencia (patrimonio neto/pasivo total). El patrimonio neto ha caído un 36% en términos nominales entre 2008 y 2011, ¡mientras que el pasivo total se incrementó 1.3 veces! Este aumento en los pasivos ha sido de $1800 millones (U$S 375 millones), de los cuales $1100 millones (U$S 229 millones) son explicados por el rubro Otros Pasivos. De este monto, $400 millones (U$S 83 millones) se debe a un aumento en multas y sanciones por problemas en sus servicios y $700 millones (U$S 146 millones) a un incremento en deudas asociadas a la "Resolución 1063/2005 - PUREE", que establece la creación de un fondo de estabilización del precio del mercado eléctrico mayorista con los recursos obtenidos del Programa de Uso Racional de la Energía Eléctrica, el cual básicamente premia a los usuarios que reducen su consumo de energía respecto al año anterior y castiga a los que lo han aumentado. Claramente, este programa parece resultar bastante oneroso para Edesur.

Cabe destacar que, con la política de fijación tarifaria, los ingresos por ventas apenas han aumentado cerca de un 16% entre 2008 y 2011, en una economía que ha presentado en todos esos años tasas de inflación de dos dígitos. Los costos de explotación y la estructura de gastos administrativos y de comercialización muestran una variación significativamente superior (43% y 63.5% respectivamente). Como consecuencia de esto, el deterioro en el resultado de la compañía ha sido invevitable: en 2011 perdió $461 millones (U$S 96 millones), lo cual representa más de un 19% de su facturación y prácticamente un tercio de su patrimonio neto.

¿Qué ocurrió con Edenor en el mismo período?

Cuadro 2. Situación económico-financiera e inversiones de Edenor

Fuente: Memoria, Reseña Informativa y Estados Contables de Edenor S.A. 2008-2011.Montos en millones de pesos

Como podrá notarse, el índice de solvencia se redujo en 2011 a un tercio de lo que era en 2008. Los pasivos de la compañía se duplicaron entre dichos años. ¿A qué se debe este incremento de $2000 millones (U$S 417 millones)? Aproximadamente $1000 millones (U$S 208 millones) se deben a lo mismo que en el caso de Edesur: sanciones/multas y mayoritariamente deudas vinculadas al programa de uso racional de energía. Las ventas también han crecido muy poco (apenas un 14%) en relación a la tasa de inflación, mientras que el costo de explotación (incluyendo en el mismo los gastos de transmisión y distribución, que esta empresa presenta como un rubro aparte en su estado de resultados) aumentó 29% y la estructura de gastos de administración y comercialización alrededor de un 80%. Este proceso ha llevado también a un claro deterioro en su resultado final, que es llamativamente similar al de Edesur (casi un quinto de la facturación neta y un tercio del patrimonio neto).

Evidentemente, la conjunción de la actual política tarifaria con un contexto inflacionario han perjudicado el funcionamiento de estas empresas. La memoria del balance de Edenor nos brinda más información para ilustrar este punto. La evolución de la tarifa ha sido claramente inferior a la tasa de inflación de los últimos años (lamentablemente no se aclara en la memoria si toman la tasa de inflación oficial o una estimación privada para el cálculo... si estuvieran tomando la tasa de inflación oficial, la contracción real de la tarifa sería en realidad mucho mayor a la indicada por la empresa):

Cuadro 3. Indice base 100 nominal y real de la tarifa Edenor

Fuente: Memoria de los estados contables de Edenor S.A. año 2011.

Tampoco ha guardado relación alguna con el incremento en el costo de la energía, que se ha triplicado desde el año 2002:

Gráfico 1. Evolución del costo de la energía eléctrica en el mercado estacional

Fuente: Memoria de los estados contables de Edenor S.A. año 2011.

Asimismo, debe destacarse que la tarifa eléctrica de Edenor ha quedado significativamente atrasada en relación a otros países, lo cual también parece indicar la inviabilidad de la actual política tarifaria:

Gráfico 2. Tarifa de Residencial e Industrial de Edenor vs. otros países

Fuente: Memoria de los estados contables de Edenor S.A. año 2011.

Aún si consideramos la tarifa sin subsidios y si nos comparamos con otros países de Latinoamérica, como Perú, Chile y Brasil, la tarifa residencial parece bastante atrasada. La tarifa industrial sin subsidios sí se ubica en un nivel similar al de Perú y Francia, pero bastante inferior al de otros vecinos, como Chile y Brasil.

Todo esta información creo que debería llamar a reflexionar sobre la política energética argentina. Por un lado, el gobierno argentino debería percatarse que las ganancias electorales de tener subsidios masivos a los servicios públicos generan graves problemas de sostenibilidad en el mediano/largo plazo, además de elevados costos fiscales y un efecto regresivo sobre la distribución del ingreso. En este sentido, debería disponer de todos los recursos, incluidos los humanos, para evaluar las distintas posibilidades sobre como salir de este embrollo.

Sin embargo, la mayor reflexión y cambio de mentalidad debería venir de la sociedad argentina, en particular luego del gran apagón eléctrico de la semana pasada. No podemos pretender tener servicios públicos decentes sin pagar por ellos. Si no lo hacemos a través de la tarifa eléctrica, entonces deberá pagarlo el Estado a través de subsidios o estatizando las compañías cuando ya se tornen inviables, con el costo que ello implica en términos de recursos fiscales y del desvío de su atención de otros servicios públicos aún más importantes que hoy dejan bastante que desear, tales como salud, educación y seguridad públicas. "There's no such thing as a free lunch" hubiera dicho Milton Friedman.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Acerca de algunas de las 20 verdades del relato


El pasado 16 de octubre una agrupación política afín al actual partido gobernante conocida como La Gran Makro dio a conocer una lista de 20 verdades acerca del modelo kirchnerista. Aquí van algunos chequeos y comentarios sobre algunas de ellas que pueden ser verificadas empíricamente. Tampoco pretendo una verificación exhaustiva de cada afirmación que hacen, dadas mis limitaciones de tiempo y energías:

1. ¿Cuáles son los principales objetivos  del modelo económico? 

La inclusión social por medio del empleo formal (1) y la mejora en la distribución del ingreso (2). Para ello es necesario maximizar las tasas de crecimiento a partir de la ampliación del mercado interno y regional y, mismo tiempo, aumentando las exportaciones al resto del mundo; profundizar la reindustrialización del país (3); la acumulación de reservas en el BCRA (4); la política de desendeudamiento y seguir recuperando el espacio nacional para ejecutar políticas económicas.  



(1) La primera hace énfasis en la inclusión por medio del empleo formal. Tomo prestado un gráfico de un informe de IDESA de mayo 2012 (que puede consultarse aquí) para verificar esto:




Si bien la informalidad laboral no ha logrado perforar el nivel de mediados de la década del '90, ha bajado significativamente desde 2003. Si bien esta comparación con la salida de la crisis de 2002 puede ser engañosa, la comparación con el 45% registrado a finales de la década del '90 no lo es: definitivamente la informalidad laboral ha bajado. 

Nobleza obliga... verdadero.

(2) Medimos la distribución del ingreso por el coeficiente de Gini (para los ateos de la economía, a mayor coeficiente de Gini, peor distribución del ingreso), fuente INDEC:


En el 3º trimestre de 2003, este coeficiente ascendía 0,548 y hemos mejorado hasta 0,418 en el 2º trimestre de 2012. Como esta comparación puede ser engañosa, comparamos con finales de la década del '90 (gráfico de la izquierda) y también tenemos una mejor distribución del ingreso que en ese momento. 

Nuevamente... verdadero.

(3) Gráfico propio en base a datos del INDEC de PBI a precios constantes:


Tanto la suma de los tres sectores que podrían considerarse industriales, como el sector manufacturero únicamente, tienen una participación en la producción (medida en términos reales) inferior a la de fines de la década del '90 y similar a la que poseían en 2003.

Observando esto, no puedo dejar de concluir que la reindustrialización es uno de los mayores mitos sobre la década kirchnerista, fundamentalmente a partir de 2007.

(4) Tomando datos de PBI (a precios corrientes) y reservas en dólares del Banco Mundial, la relación reservas/PBI aumentó significativamente durante el gobierno de Néstor Kirchner. Desde que asumió CFK, este coeficiente creció solo en 2009 y muestra una tendencia fuertemente decreciente, especialmente en el último año (2011).



Si bien el nivel de reservas es aún superior al de la convertibilidad (lo cual no es de por si un gran mérito), no puede considerarse un pilar del modelo cuando en los últimos años el BCRA ha perdido constantemente reservas en relación al PBI. Menos aún puede decirse que esta política se ha "profundizado", como se desprende de la frase.

La profundización de la política de acumulación de reservas es totalmente falsa.

(5) No hay mucho que cuestionar acerca de este comentario, el gobierno se ha desendeudado en estos años de acuerdo a los datos exhibidos abajo (fuente Ministerio de Economía). El cuestionamiento aquí viene por otro lado... ¿es conveniente que el gobierno se esté financiando actualmente con emisión e impuesto inflacionario, en vez de haber aprovechado la extraordinaria coyuntura histórica de tasas cercanas a cero? ¡Recordemos que Bolivia se acaba de financiar con deuda externa a una tasa de 5%!



Más allá de mis dudas acerca de la conveniencia de la política de deseundeudamiento con la actual coyuntura económica, el comentario es verdadero.


2.  ¿Con que instrumentos cumple sus objetivos?
Tipo de cambio competitivo (1) y diferenciado (retenciones) reconociendo la existencia de una estructura productiva desequilibrada agro-industria; Gasto e inversión pública (Nuevas prioridades: jubilados, salud, educación, vivienda, políticas sociales, de ingresos, infraestructura y ciencia y técnica); Solvencia macroeconómica (Superávit gemelos -fiscal y externo) (2), Inserción externa activa priorizando la integración regional suramericana; y Políticas contracíclicas.  

(1) El tipo de cambio actual es diferenciado, ya que las retenciones al agro hacen que este sector enfrente un tipo de cambio más bajo que la industria. ¿Competitivo? Dudo mucho que hoy en día se lo puede tildar de esta manera, dado que estamos enfrentando un proceso sistemático de apreciación cambiaria real desde hace varios años. Tomo prestado el cálculo de TCR de un excelente blog del cual soy seguidor, se pueden obtener los datos y metodología aquí.





(2) El superávit externo se ha mantenido si se entiende como el resultado de la balanza comercial (casi U$S 11 mil millones en 2011, fuente INDEC). Por otro lado, si se refieren a la cuenta corriente, tendrían que revisar su concepto de solvencia macroeconómica: en 2011 Argentina registró un pequeño déficit de cuenta corriente por U$S307 millones (también fuente INDEC).

Por otro lado, ¿superávit fiscal? El gobierno nacional ha registrado déficit fiscal en 2 de los últimos 3 años, aún echando mano a recursos tales como la transferencia de utilidades del BCRA. Y el mayor déficit se registró en 2011, año que, aunque el nivel de actividad económica se fue desacelerando luego del fuerte rebote de 2010, no fue recesivo.


Fuente: INDEC y Orlando J. Ferreres & Asociados.

4. ¿Cuáles son las principales diferencias con los indicadores económicos de la convertibilidad?



Y abajo ponen este cuadro:



Este cuadro tiene sus pequeñas trampas. ¿Qué hicieron en la Gran Makro exactamente? Para el período 1991/2002, compararon el PBI  a precios constantes de 1990 y el de 2002, lo cual es correcto porque en ambos años la economía tocó un mínimo y luego comenzó a recuperarse. Pero para 2003/2011, compararon el PBI a precios constantes de 2002 con el de 2011, un año que no fue recesivo, sino el segundo año de crecimiento económico después de la crisis de 2009. 

Mi interpretación de lo que quisieron hacer es comparar el resultado de distintos planes económicos de principio a fin (o hasta el último dato disponible, en el caso del gobierno kirchnerista). Sin embargo, la comparación correcta desde el punto de vista económico debe tomar un momento similar del ciclo económico en los dos extremos de cada período, en caso contrario puede ser engañosa. 

Aparte de esto,  hicieron mal los cálculos de tasa de crecimiento del PBI en ambas columnas. Por ejemplo, cuando comparan PBI de 1990 con 2002, tomaron un período de 12 años de evolución del PBI, pero hicieron el cálculo con 11 años. Si hicieran el cálculo, podrían ver que hay 12 años de evolución del PBI entre dichos años, si tomamos como momento cero el PBI del año 1990. El mismo error cometieron para la columna 2003/2011, con lo cual sobrestimaron el crecimiento anual promedio en ambos períodos. El resto de las variables aparentemente sí está bien calculada.

Adicionalmente, propongo tres comparaciones distintas:



No incluí inversion pública/PBI, por no encontrar datos anteriores a 1993. Lo importante es que cualquiera de las tres comparaciones es relativamente favorable a la era kirchnerista. La más pareja es la comparación entre años de auge, aunque no creo que sea la más conveniente, dado que en ambos casos se incluye una crisis previa que no corresponde al gobierno menemista (ni a la convertibilidad como plan económico) en el primer caso, ni al gobierno kirchnerista (ni su plan económico) en el segundo. 

Dejando errores de cálculo de lado, sería mucho más transparente que se mostrara también esta información (o alguna otra que también pudiera ser válida), para evitar errores inducidos por cuestiones cíclicas de la economía. Al fin y al cabo, las comparaciones siguen siendo favorables al gobierno kirchnerista, aún la que incluye la crisis de 2001. Sin embargo, mi mayor duda sobre este punto es "filosófica": ¿de qué sirve exactamente la comparación con la década del '90? ¿Por qué el mejor desempeño respecto a la década pasada hace efectiva a la gestión macroeconómica del gobierno actual? ¿Acaso no son momentos históricos y coyunturas económicas internas y externas bien distintas? Asimismo, ¿podemos medir el desempeño de un plan económico sin intentar mensurar el efecto de estas cuestiones en el mismo?

Son preguntas que exceden largamente el objetivo de estos humildes párrafos... pero me animo a conjeturar que también exceden la "realidad" que el gobierno nos quiere mostrar.