lunes, 24 de diciembre de 2012


Una realidad inconsistente

Los graves hechos sociales que han transcurrido durante los últimos tres días en los cuales primaron la necesidad (no en todos los casos) de algunos sectores de la sociedad argentina y la gran deuda institucional de este país, me han llamado la atención de una forma bastante particular.
 
Bastante preocupado con lo que estaba ocurriendo al leer los medios de información escritos, me volví a preguntar qué ha ocurrido para que algunos sectores aún soporten ciertas necesidades básicas en un entorno de crecimiento económico fuerte durante los últimos nueve años y una leve mejorada en la distribución del ingreso, al menos hasta 2010.
 
La preocupación comenzó a erizar cuando, luego de la jornada laboral, pasé por la puerta de un gran centro comercial del barrio porteño de Abasto; por mi parte debo confesar la sensibilidad social inconfesa hasta este momento, puesto que noté un impresionante flujo de personas que se daban prisa hacia las compras de ocasión.        
 
Desde mi perspectiva, no cabe una respuesta económica de carácter holístico respecto a los acontecimientos, los cuales se sitúan casi en las antípodas: por un lado, saqueos a supermercados en distintos barrios populares del país y, por otro, consumo masivo de distintos bienes relacionados con nuevas tecnologías e indumentaria con precios elevados en distintos tiendas de la ciudad.

En este escenario, se hace bastante dificultoso enunciar un set de causas económicas. Sería incurrir en un error de identificación de los fenómenos económicos y, más aún, cuando notamos dinámicas contemporáneas distintas en una misma sociedad.
 
Sin caer en tautologías, cabe recordar que la multicausalidad de los hechos sociales se extiende hacia la economía; indudablemente es lo que imprime un grado de dificultad al momento de describir los fenómenos socioeconómicos sin recurrir a un enfoque sistémico. En este sentido, existe un gran set de enigmas económicos que han motivado una producción de investigación a gran escala. El desarrollo de las sociedades es uno de los grandes tópicos que conforman ese conjunto. 
 
La dificultad mencionada fue notada en una recordada frase del gran economista del siglo XX, John Maynard Keynes, con motivo del obituario de Alfred Marshall:
`` El economista debe poseer una rara combinación de dones. Debe alcanzar un elevado estándar en diferentes direcciones y debe combinar talentos que a menudo no se encuentran juntos. Debe ser, en cierta medida, matemático, historiador, estadista y filósofo. Debe entender símbolos  y hablar con palabras. Debe contemplar lo particular a la luz de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo de su pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado para los propósitos del futuro. Ninguna parte de la naturaleza humana o sus instituciones debe ser completamente fuera de su consideración´´ (Memorials of Alfred Marshall, Arthur Cecil Pigou. Londres, 1925).            
   
Como lo enunciaba Keynes, el economista debe tomar el conocimiento de varias disciplinas en el camino hacia comprender los fenómenos sociales y económicos. Desde esta afirmación es deseable que las dificultades se minimicen y la apreciación de la realidad sea más rica.
 
Considerando la necesidad de una óptica sistémica al analizar los sucesos socioeconómicos, se torna necesario pero no suficiente citar el desenvolvimiento de los fundamentales macroeconómicos pertenecientes a la gestión de política actual. Se propone adicionar como condición de segundo orden, una breve digresión acerca del comportamiento de algunos sectores de la sociedad.
 
Muchos investigadores y profesionales de las ciencias sociales se han pronunciado por años acerca de la problemática social de los tiempos que han sido testigos y sus posibilidades respecto a mayores niveles de bienestar agregado: desde los trabajos de investigación principalmente caracterizados por el individualismo metodológico hasta la metodología experimental donde se presenta una gran evidencia acerca del carácter cooperativo de los seres humanos como detonante de un mayor nivel de felicidad.  

Sin ánimo de rayar lo intempestivo, se propone una hipótesis a modo descriptivo sobre los hechos que se mencionaron a principio de estas notas.
 
Mientras que inicialmente se plantea que la dinámica de la vida económica de los países parece repetirse a lo largo de la historia, no todas las sociedades toman las mismas decisiones que la doméstica. Algunas deciden recorrer el camino del desarrollo de todo el sistema social y otras dirimen en aras de beneficios particulares de corto plazo sin importar el beneficio agregado. Parecería que durante los últimos treinta años, la mayoría del mundo capitalista, en cierta medida incluido nuestro país, ha tomado la segunda posición. Para seguir la afirmación de Keynes, los grandes fenómenos sociales de los últimos años sostenidos principalmente por ciclos económicos favorables a los que se sumó cambios estructurales notables como la irrupción de China e India al sistema de economías de mercado, ha tenido resultados notoriamente ambivalentes.
 
Postulamos a nuestro país como un ejemplo de tal ambivalencia. En perspectiva histórica, se tiene una serie temporal de fundamentales macroeconómicos con un desenvolvimiento notablemente favorable en el período que transcurre desde mediados de 2002 hasta inicios de 2009 pero que desde ese año se han notado grandes distorsiones en la economía que fueron resultado de gestiones evitables, es decir, errores de política no forzados.        
 
En ese escenario, un importante sector de la sociedad decidió continuar democráticamente con esa administración de gobierno. Sin embargo, actualmente no todos parecen tener algún mínimo acuerdo social, pues los hechos de violencia en distintos puntos del país pusieron en evidencia que existe cierta fragilidad que irrumpe sobre las bases institucionales del país.
 
¿Cómo se puede explicar entonces el boom de ventas y el saqueo en distintas localidades provinciales acontecidas en forma simultánea?
 
Básicamente desde aquí se postula que hay dos factores, dentro de la multiplicidad de los mismos, que se desprenden de manera importante:
 

  1. El crecimiento no es un factor determinista del desarrollo de las naciones.

  1. La naturaleza del hombre está básicamente caracterizada, entre otros aspectos, por la mutación y/o alteración de los estados de ánimo dados durante períodos cortos, un momento o en solo segundos.


Respecto al primero, es una condición deseable que las economías crezcan para generar capacidad de liquidez que sustenten un mayor espacio fiscal para una política de distribución del ingresos más eficiente a través de la inversión y apuntalando el consumo. Con el acompañamiento de estas variables, la gestión política debería procurar atención a horizontes de planeamiento de mediano y largo plazo. El horizonte es menos incierto ante un mejor marco institucional y el fomento de contratos sociales en los que intervengan todo el sistema político nacional con independencia de los beneficios de cada parte.

 
Dicho marco institucional es menos permeable frente a escenarios de crisis si es acordado previamente por todo el espectro político. A su vez, la consistencia de las principales decisiones de política junto a la flexibilidad de las mismas, debería ser el principal activo de los futuros hacedores de política.         

 
El segundo punto descansa en el comportamiento histórico que han tenido los agentes ante períodos de crisis. En la primera entrega de Notas sobre Crisis, se había aludido a la persistencia de ciclos de auge y caída en las economías del denominado Cono Sur de América.
 
Períodos iniciales de crecimiento de la producción con generación de empleo y consumo seguidos de consecuentes auges en las percepciones de corto plazo de los agentes que son retroalimentadas, a su vez, por sistemas financieros que ofrecen crédito sin proyectar que los cambios, repentinos o suaves, forman una de las características principales del ser humano en sociedad.
 
Es de destacar que dichas características determinan un complejo entramado de dinámicas de comportamiento que nutren nuevas decisiones y erosionan las precedentes, pues todos estos comportamientos, quizás, sea la principal razón del ser respecto a las decisiones económicas. Tales decisiones pueden afectar varios aspectos dentro de los cuales se podría incluir el status quo socio económico de los agentes y, en ciertas condiciones, del agregado social lo cual debe ser un llamado de atención a la ciencia económica. Con los eventos de los últimos días sería difícil afirmar que el status quo de todo el tejido social aún prevalece. Mientras algunos se agolpan hacia los comercios otros se precipitan ilegalmente sobre los supermercados.
   
En este marco, modelar el proceso de decisiones económicas de los agentes y los hechos sociales resultantes a través de la evidencia macroeconómica se hace complejo. Sin embargo, es de importancia el contexto en general y el económico en particular como factores determinísticos en las percepciones de la realidad.
 
Los excesivos gastos y tomas de crédito que sustentaron el crecimiento económico determinan no solamente fragilidades patrimoniales en el sentido de Minsky sino que como muestran los hechos mencionados, existe hay una fragilidad social de mayor importancia. Las percepciones de los sectores más vulnerables se modifican constantemente desde las necesidades principales. Por esto, para muchos la realidad es algo que sería mejor que no ocurra.               

2 comentarios:

  1. La definición de Keynes que citás es fantástica, hoy es la mejor definición que conozco de lo que debe ser un economista. Esto no quita la posibilidad de que yo desconozca otras definiciones (lo cual es muy probable) y/o que en el futuro alguien dé una mejor definición (lo cual también es probable). Lamentable que algunos desprecien alguno de esos cuatro aspectos importantes.
    Relacionado con lo que decís más adelante, yo le agregaría en el futuro un quinto aspecto a la definición: psicología y neurología. Es la única forma en que podemos entender este tipo de comportamientos de manada, en los cuales no se miden las consecuencias (comportamientos que, igualmente, yo creo que tienen que tener algún tipo de instigador, o al menos "coordinador", en este caso en particular).
    Relacionado con el aspecto psicológico, creo que es relevante la señal que se envía desde la dirigencia política. Un gobierno preocupado por problemas que no son prioridad para la gente y una larga lista de casos impunes de corrupción, para mi son claras señales de que el contrato social se está rompiendo. Y citando muy vagamente los conceptos de Hobbes, cuando se rompe el contrato social, lo que prima es la "ley de la selva".

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  2. Todo un visionario Lord Keynes. Los fenómenos económicos demandan mucho entendimiento de las ciencias que lo subyacen; desde la sociología pasando por las ciencias cognitivas como decías, hasta las herramientas de las ciencias matemáticas.
    Hemos arrivado a un estadío donde es necesario un planteo eliminatorio de los sesgos de algunas disciplinas, ese planteo deberá tener un enfoque sistémico para poder creativamente eliminatorio.
    Respecto a las señales que directa o indirectamente envían los gobiernos a las sociedades, estoy de acuerdo con lo que decís. La gestión de los gobiernos es un gran disparador de cambios de expectativas independientemente de la realidad imperante. Si lo planteamos a nivel micro, los agentes tienen varias estrategias para resolver los conflictos que se van desarrollando a lo largo de sus vidas pero la mejor será aquella que tenga cierta dosis de optimalidad tanto objetiva como subjetiva, no me quiero ir a a conceptos de cardinalidad; por qué se asocia esto con las señales del gobierno: si los hacedores de política han enviado historicamente señales consistentes con la gestión en el marco del cumplimiento de los contratos, podemos inferir que ante la miníma señal hacia la elección de un plan de acción, los agentes saben que tal acción va a ser consistente, es decir, no va a haber actos por fuera de lo preconcebido. Entonces, las decisiones de acción que sustentan el contrato social van a estar determinadas en un marco de miníma incertidumbre lo cual podríamos decir que vamos a tener menos probabilidad de estar en el sendero de ``ley de la selva´´.

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