miércoles, 9 de enero de 2013


Ficciones de la actualidad
 
Ficciones (1995) es uno de esos maravillosos libros de cuentos que el gran maestro Borges nos dejó. A medida que transcurre la lectura se percibe una suerte de pasión suavizada que se imagina interminable. Esas cosas que cuando se viven valen la pena pero antes nos interrogamos para qué. Realmente raro.
 
La séptima pieza del libro se titula El Jardín de senderos que se bifurcan. Hacia el final de la misma se realiza una atrapante reflexión (como todas): ``…El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizás el modo más enfático de indicarla… ´´.  
Si nos detenemos podemos pensar que es correctamente lógico y, por cierto,  inevitable la asociación de hechos corrientes de la realidad argentina con la frase mencionada.
 
Cuando nos prohibimos la mención de los hechos, y si estos son desfavorables, caemos en una suerte de inconsistencia lógica entre lo que decimos y suponemos que ocurre y lo que realmente está aconteciendo. Cuando esto sucede por un tiempo, la evasión se transforma en un modo enfático de mostrar los hechos ya sean a través de otros acontecimientos, ligados al hecho evadido, y/o con el comienzo de cierto pragmatismo de los principales expositores de la evasión.  
 
Hay hechos de los que generalmente no se habla pero que se hacen recurrentemente inevitables. Uno de ellos es la inflación y, desde nuestra óptica, es el más importante al momento de analizar la realidad económica y social de cualquier país, en especial la de Argentina luego de la crisis de 2001-02.      

El crecimiento del nivel general de precios se transforma en un problema para el sistema económico cuando no es reconocido y, a su vez, se presenta persistente hasta el punto de generar un complejo de distorsiones que cada vez son más difíciles de resolver. A su paso van dejando señales hacia todos los sectores productivos del país. Esto se pone en clara evidencia cuando, desde los precios de los factores, notamos dinámicas a tasas crecientes.  
 
El caso argentino, hasta hace unos meses, presentó un desconocimiento que al parecer no fue desprovisto de intención, desde la intervención a la oficina de estadísticas nacionales (INDEC) en Enero de 2007. Luego, se procedió a controlar algunos sectores del lado de la oferta aludiendo a una dispersión no esperada de los precios la cual, luego del paso de los años, fue un diagnostico sustancialmente erróneo de la realidad.     
 
Pasado el tiempo y solo con el intervalo que origino la gran desaceleración del año 2009, producto indirecto del estallido de la crisis financiera iniciada en 2007, los formadores de precios fueron cargando en sus expectativas que los precios no  estaban dispersos de su media sino que estaban en flanco aumento. Estas expectativas se fueron construyendo año a año teniendo en cuenta que la política fiscal iba a seguir siendo expansiva en el corto y mediano plazo, y que no habría una estrategia coordinada para suavizar la inflación y eyectar el ahorro y la inversión.


Suavizar el ritmo de crecimiento de los precios, principalmente los alimentos e indumentaria, no implica lisa y llanamente recortar drásticamente el consumo y, en consecuencia, el crecimiento. Como en macroeconomía, y en la vida cotidiana, estamos imposibilitados de operar con una estrategia que genere resultados óptimos para todo el tejido social, se torna eficiente moderar el consumo para brindar recursos que empujen a la inversión privada y pública, pues la señal de que el consumo iba a ser operativo ya estaba presente en los animals spirits de los empresarios.
 
Con la facilidad de inferir con los hechos consumados, estamos en condiciones de asegurar que una economía es inviable cuando solo un agregado explica más que proporcionalmente y de forma temporalmente consistente, a una variable; en este caso el agregado fue el consumo y la variable es el producto bruto interno. Podemos obtener resultados positivos tirando de la misma cuerda y con la misma masa muscular a lo largo de un espacio de tiempo determinado. Seguramente en el transcurso del mismo se comiencen a vislumbrar problemas en la cuerda y en el músculo que sustenta la fuerza, es decir, el desenvolvimiento del tiraje. Llegado a un punto debemos optar por otra estrategia complementaria o parcialmente sustitutiva.
 
Sería una Ficción pensar que siempre podemos con lo mismo. A pesar de que intentemos tapar las dificultades, en algún momento la Ficción deja de ser dando  paso a la problemática a resolver. Muchos expositores de los argumentos de esa invención están emitiendo señales de carácter pragmático, pasaron años y la retórica ``dispersa´´ de la realidad engaña. Esperemos que las metáforas ineptas, como dice el gran Borges, dejen de ser.  

2 comentarios:

  1. Primero y más importante... algún día tengo que retomar la lectura de Borges, aunque para los meros mortales como uno sea tan difícil seguirlo, jaja
    Este tema del consumo y el PBI que mencionás me hace pensar que lo mismo puede ocurrir por el lado de la inversión... si invertimos 40% del producto durante años y nunca consumimos (o no conseguimos nadie que consuma lo que esa inversión produce en el futuro), terminamos en la famosa paradoja del ahorro. Si es así, se nos abren dos opciones: el "óptimo" está en algún punto intermedio donde no haya "excesos" de consumo o inversión, o bien la cuestión radica en saber en qué momento hay que cambiar de un motor del crecimiento a otro (es decir, en que momento hay que dejar de invertir para consumir y viceversa).

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  2. Borges es atrapante, sus lecturas demandan una atención suprapromedialmente enfática en relación con otras de la literatura latinoamericana pero vale la pena. En la penúltima oración del primer párrafo del presente aludo a esto.
    Si, creo que los hacedores de política deben trabajar para que el sistema económico funcione con cierta armonía. Asumiendo que los choques exógenos siempre van a estar a la vuelta de la esquina, es poco sustentable inducir distorsiones como la que estamos observando.
    Creo que pasa por el segundo punto que mencionas adicionando la armonía en la dinámica de las variables; con esto estaríamos en condiciones de asumir que sería un steady state de cualquier economía, más allá de lo que proponen los modelos de crecimiento que, por cierto, la mayoría propone algo similar.
    Respecto al primer punto que mencionas, me animo a decir que no es observable.
    Interesante lo que planteas.

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