domingo, 2 de junio de 2013

El dinero según Ayn Rand

Actualmente me encuentro leyendo una verdadero homenaje al individualismo y la búsqueda del beneficio económico: La Rebelión de Atlas, de Ayn Rand, novela publicada originalmente en 1957. Este libro suele ser considerado la obra maestra de esta filósofa y escritora liberal norteamericana (pero de origen ruso), que vivió entre los años 1905 y 1982. Antes que nada, una nota al pie sobre la autora: no era conservadora, sino liberal. Para quienes no se convenzan de que hay una diferencia, se dice que se declaró explícitamente en contra del gobierno de Ronald Reagan, además de estar a favor del consumo de cualquier tipo de drogas y del aborto. Notable, o llamativo si se prefiere, que sostuviera estas posiciones en su época, las cuales definitivamente no pueden considerarse conservadoras.

Avanzando en el tema que nos incumbe, aclaro que no pretendo hacer una crítica literaria de esta obra de Ayn Rand, que aún en mi ignorancia acerca del tema, me animo a denominar simplemente como excelente. Pero lo que sí puedo aseverar es que he encontrado algunos pasajes sobre el rol del dinero en la economía, que considero muy interesantes y acertados.

Estos pasajes se encuentran dentro de un largo monólogo que realiza uno de los protagonistas de la obra, luego de que otro personaje, un columnista "anti-hombres de negocios", calificara al dinero como "el origen de todos los males". El protagonista en cuestión, Francisco D'Antonia (increíblemente, un personaje de origen argentino), comienza su extenso monólogo retrucando esta afirmación mediante una excelente definición del dinero y su función dentro del sistema económico:

"El dinero es sólo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. Es la forma material del principio según el cual quienes deseen tratar con otros deben hacerlo mediante transacciones, entregando valor por valor."

Luego de leer esta frase, los economistas podemos pensar enseguida en la ecuación cuantitativa del dinero: la cantidad de dinero en la economía es una proporción de la cantidad de transacciones que se realizan en la economía. 

Siguiendo con reflexiones más filosóficas, Ayn Rand nos deja una lección acerca de la capacidad del dinero de lograr la felicidad de las personas:

"El dinero no comprará la felicidad para quien no sepa qué desea; no le dará un código de valores a quien haya rehusado adoptarlo, ni proporcionará un propósito a quien haya eludido la elección".

Posteriormente, Ayn Rand también nos deja dos lecciones que creo que son muy útiles para dilucidar lo que hay detrás del discurso de algunos de nuestros dirigentes políticos:

"Permita que le dé un consejo clave sobre el carácter de los seres humanos: quien maldice el dinero, lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero quien lo respeta, se lo ha ganado honestamente.
Huya de quien le dice que el dinero es malvado, pues esa frase es la señal que anuncia la presencia de un saqueador. En tanto los hombres vivamos en sociedad y necesitemos medios para tratar unos con otros, el único sustituto, en caso de abandonar el dinero, serían las armas."

Estos dos párrafos me hicieron reflexionar acerca de los discursos que suelo escuchar de parte de nuestra dirigencia política, criticando a empresas o individuos que obtienen beneficios y denostando a quienes tienen un determinado nivel de vida. Recientemente hasta tuvimos una declaración al respecto del máximo pontífice de la Iglesia Católica, llamando a terminar con "el culto al  dinero y la tiranía de la economía". Quitando los casos en que la riqueza sea obtenida fuera de la ley, al seno de algún "acomodo" con el Estado o tal vez mediante prácticas meramente rentistas, ¿qué tiene de malo invertir, tal vez inclusive innovar, para después pretender obtener elevados beneficios, disfrutar de ellos e inclusive reinvertirlos para intentar obtener aún más beneficios? Tal vez quienes realmente están "sucios" son aquellas personas que denuncian la acumulación de riqueza de otras que lo han obtenido trabajando, invirtiendo y/o innovando, sin mendigar ventajas y dentro de la ley.

Volviendo al pensamiento de Ayn Rand, el texto sigue con una consideración acerca del surgimiento de "elementos destructores" en la sociedad:

"El dinero es un medio tan noble que no compite con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca permitirá sobrevivir a un país basado parcialmente en la propiedad y parcialmente en el robo. Siempre que aparecen elementos destructores entre los humanos, comienzan destruyendo al dinero, porque éste es la protección del hombre y la base de su existencia moral."

No creo estar de acuerdo en que, cada vez que aparezca aquello que podamos denominar "elementos destructores" de la sociedad, su primer paso sea siempre la destrucción del dinero. Pero creo que definitivamente el pasaje deja alguna lección respecto a los episodios inflacionarios en particular, ya que algo reconocido por una amplia gama de economistas es el hecho de que, cuando un gobierno pierde el control de la tasa de inflación, genera efectos disruptivos en la sociedad, a través de la destrucción del valor de dinero y por ende de su rol en el sistema económico.

Por último, la pluma de Ayn Rand nos deja un último párrafo que me parece sumamente inquietante:

"Hasta que descubra que el dinero es la raíz de todo lo bueno, seguirá encaminándose hacia su propia destrucción. Cuando el dinero deje de ser la herramienta mediante la cual los hombres se relacionan entre sí, los hombres mismos se convertirán en herramientas de otros hombres. Sangre, látigos, armas; o dólares. Debe elegir... No hay otra opción, y el tiempo se está acabando."

Para resumir, primero quiero dejar en claro dos interpretaciones que hago de la lectura de este monólogo de Ayn Rand, así como de lo que he leído (hasta ahora) de su obra más reconocida. Por un lado, queda claro que defendía la búsqueda de beneficios económicos, lo que ella denominó en su libro "hacer dinero". Sin embargo, hemos visto en algún párrafo anterior que no considera al dinero como un fin en sí mismo, sino como una herramienta que permite el intercambio y el funcionamiento de la sociedad capitalista tal como la conocemos. Este matiz no es para nada trivial.

En segundo lugar, está claro que Ayn Rand defiende en su obra a la figura del industrial norteamericano innovador, característico de las décadas del '50 y '60. Rescata la motivación de estas figuras, que era la búsqueda del beneficio individual. Sin embargo, en ningún lado pude encontrar una defensa de la búsqueda del beneficio propio en perjuicio de otras personas que no sean los propios competidores. Esto me hace pensar que hay algunas circunstancias en que la filosofía de Ayn Rand se ve validada y limitada a la vez. Si pensamos en la reciente crisis financiera internacional, la búsqueda del beneficio personal, en ausencia de una correcta regulación de los métodos e instrumentos financieros utilizados, fue demasiado lejos. Asimismo, este episodio también deja en claro que quienes buscan el beneficio personal pueden equivocarse significativamente, generando pérdidas no solo para ellos, sino para toda la sociedad. 

Más allá de esto, está claro que los individuos y organizaciones que buscaron beneficios financieros no cuadran con la descripción de empresarios que realiza Ayn Rand. Las innovaciones financieras de los años previos no dejan de ser innovaciones de una industria o negocio particular, pero fueron utilizadas con irresponsabilidad, otorgándole créditos a agentes económicos con alto riesgo de default y luego pasando el riesgo a terceros a través de la venta en paquetes de créditos calificados como AAA por calificadoras de riesgo, que increíblemente eran contratadas por el mismo vendedor. En este sentido, quienes se dedicaron a esta actividad se asemejaron más a los saqueadores que a empresarios innovadores: vendieron activos a un valor mayor que el que en realidad tenían, aprovechándose de inversores ingenuos.

Creo que las reflexiones de Ayn Rand nos dejan una lección, en el sentido de que es la búsqueda del beneficio individual de agentes económicos innovadores, inversores y trabajadores, lo que pone a las sociedades y al sistema económico en movimiento. Sin embargo, no podemos negar la existencia de algunas limitaciones, como por ejemplo la información asimétrica o algunos sesgos y limitaciones cognitivas de las personas a la hora de tomar decisiones económicas, que hacen necesaria la presencia y hasta la intervención de un regulador (Estado), que impida que los "saqueadores" que menciona Ayn Rand se lleven puesto al sistema.

Volviendo a nuestros pagos, me permito extraer otra lección a título personal: los "saquedores" no solo se pueden "apropiar" del funcionamiento del mercado, sino también del Estado; es decir, del regulador. Me guardé para el final un párrafo magistral referido al momento en que uno pueda considerar si una sociedad está condenada al fracaso:

"¿Quiere saber si ese día se acerca? Observe al dinero, pues es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando vea que el comercio se hace, no por consentimiento de las partes, sino por coerción; cuando advierta que para producir, necesita obtener la autorizaciones de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por la influencia más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."

Pese a que guardo mis diferencias con la filosofía de Ayn Rand (o al menos, mi posición respecto a la reivindicación del individualismo es más moderada), cuando terminé de leer estas líneas quedé absolutamente asombrado, ya que me pareció dirigido a quienes hemos habitado este país en las últimas décadas y sobre todo a quienes vivimos en la Argentina actual. 

El tiempo dirá si Ayn Rand estaba en lo cierto y, en caso de que así sea, si dejamos que los saqueadores terminen de destruir a nuestro país.

2 comentarios:

  1. Muy interesante Nico. Indudablemente es un gran anticipo a nuestra época.
    Me gustaron mucho las citas que haces y, obviamente, la última es algo terrible, como si lo estaría narrando ahora.
    Algo en que quedé pensando: sin dudas la búsqueda de ganancias ha ido abriendo un complejo de canales por los cuales el dinero ha ganado a estado presente como medio y fin último.
    Los últimos años hemos presenciado el lado más negativo de esa búsqueda de ganancias, a su paso la innovación.
    Por otra parte, como alude uno de los párrafos o al menos mi reacción desde uno de ellos, si el dinero solo es parte de una transacción real; seguramente, al observar el agregado, se estará creando riqueza. Sin embargo, y esto es algo bastante ligado a clásicos como Hume y J. S. Mill, cuando las actividades financieras están por encima de las transacciones reales y forman la causa del aumento del dinero, la riqueza creada en la nación es efímera.

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  2. Sin lugar a dudas, las cosas siguen siendo como decían Hume y Mill en su época. Un poco de "timba" financiera no le hace mal a nadie e inclusive tiene efectos benéficos porque sirve para financiar proyectos innovadores riesgosos, o para arbitrar precios de activos y estabilizar el sistema financiero. El problema es cuando querer hacerse rico especulando pasa a ser la regla y querer hacerlo produciendo e innovando la excepción.

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