Una realidad inconsistente
Los graves hechos
sociales que han transcurrido durante los últimos tres días en los cuales
primaron la necesidad (no en todos los casos) de algunos sectores de la
sociedad argentina y la gran deuda institucional de este país, me han llamado
la atención de una forma bastante particular.
Bastante preocupado
con lo que estaba ocurriendo al leer los medios de información escritos, me
volví a preguntar qué ha ocurrido para que algunos sectores aún soporten
ciertas necesidades básicas en un entorno de crecimiento económico fuerte
durante los últimos nueve años y una leve mejorada en la distribución del
ingreso, al menos hasta 2010.
La preocupación
comenzó a erizar cuando, luego de la jornada laboral, pasé por la puerta de un
gran centro comercial del barrio porteño de Abasto; por mi parte debo confesar
la sensibilidad social inconfesa hasta este momento, puesto que noté un
impresionante flujo de personas que se daban prisa hacia las compras de
ocasión.
Desde mi
perspectiva, no cabe una respuesta económica de carácter holístico respecto a
los acontecimientos, los cuales se sitúan casi en las antípodas: por un lado, saqueos
a supermercados en distintos barrios populares del país y, por otro, consumo
masivo de distintos bienes relacionados con nuevas tecnologías e indumentaria
con precios elevados en distintos tiendas de la ciudad.
En este escenario,
se hace bastante dificultoso enunciar un set de causas económicas. Sería
incurrir en un error de identificación de los fenómenos económicos y, más aún,
cuando notamos dinámicas contemporáneas distintas en una misma sociedad.
Sin caer en
tautologías, cabe recordar que la multicausalidad de los hechos sociales se
extiende hacia la economía; indudablemente es lo que imprime un grado de dificultad
al momento de describir los fenómenos socioeconómicos sin recurrir a un enfoque
sistémico. En este sentido, existe un gran set de enigmas económicos que han motivado una producción de investigación
a gran escala. El desarrollo de las sociedades es uno de los grandes tópicos
que conforman ese conjunto.
La dificultad mencionada
fue notada en una recordada frase del gran economista del siglo XX, John
Maynard Keynes, con motivo del obituario de Alfred Marshall:
`` El economista
debe poseer una rara combinación de dones. Debe alcanzar un elevado estándar en
diferentes direcciones y debe combinar talentos que a menudo no se encuentran
juntos. Debe ser, en cierta medida, matemático, historiador, estadista y
filósofo. Debe entender símbolos y
hablar con palabras. Debe contemplar lo particular a la luz de lo general y tocar
lo abstracto y lo concreto en el mismo vuelo de su pensamiento. Debe estudiar
el presente a la luz del pasado para los propósitos del futuro. Ninguna parte
de la naturaleza humana o sus instituciones debe ser completamente fuera de su
consideración´´ (Memorials of Alfred
Marshall, Arthur Cecil Pigou. Londres, 1925).
Como lo enunciaba
Keynes, el economista debe tomar el conocimiento de varias disciplinas en el
camino hacia comprender los fenómenos sociales y económicos. Desde esta
afirmación es deseable que las dificultades se minimicen y la apreciación de la
realidad sea más rica.
Considerando la necesidad
de una óptica sistémica al analizar los sucesos socioeconómicos, se torna
necesario pero no suficiente citar el desenvolvimiento de los fundamentales
macroeconómicos pertenecientes a la gestión de política actual. Se propone
adicionar como condición de segundo orden, una breve digresión acerca del
comportamiento de algunos sectores de la sociedad.
Muchos
investigadores y profesionales de las ciencias sociales se han pronunciado por
años acerca de la problemática social de los tiempos que han sido testigos y
sus posibilidades respecto a mayores niveles de bienestar agregado: desde los
trabajos de investigación principalmente caracterizados por el individualismo metodológico
hasta la metodología experimental donde
se presenta una gran evidencia acerca del carácter cooperativo de los seres
humanos como detonante de un mayor nivel de felicidad.
Sin ánimo de rayar
lo intempestivo, se propone una hipótesis a modo descriptivo sobre los hechos
que se mencionaron a principio de estas notas.
Mientras que
inicialmente se plantea que la dinámica de la vida económica de los países
parece repetirse a lo largo de la historia, no todas las sociedades toman las
mismas decisiones que la doméstica. Algunas deciden recorrer el camino del
desarrollo de todo el sistema social y otras dirimen en aras de beneficios
particulares de corto plazo sin importar el beneficio agregado. Parecería que durante
los últimos treinta años, la mayoría del mundo capitalista, en cierta medida incluido
nuestro país, ha tomado la segunda posición. Para seguir la afirmación de
Keynes, los grandes fenómenos sociales de los últimos años sostenidos
principalmente por ciclos económicos favorables a los que se sumó cambios
estructurales notables como la irrupción de China e India al sistema de
economías de mercado, ha tenido resultados notoriamente ambivalentes.
Postulamos a nuestro
país como un ejemplo de tal ambivalencia. En perspectiva histórica, se tiene una
serie temporal de fundamentales macroeconómicos con un desenvolvimiento notablemente
favorable en el período que transcurre desde mediados de 2002 hasta inicios de 2009
pero que desde ese año se han notado grandes distorsiones en la economía que
fueron resultado de gestiones evitables, es decir, errores de política no
forzados.
En ese escenario, un
importante sector de la sociedad decidió continuar democráticamente con esa administración
de gobierno. Sin embargo, actualmente no todos parecen tener algún mínimo
acuerdo social, pues los hechos de violencia en distintos puntos del país pusieron
en evidencia que existe cierta fragilidad que irrumpe sobre las bases
institucionales del país.
¿Cómo se puede
explicar entonces el boom de ventas y el saqueo en distintas localidades
provinciales acontecidas en forma simultánea?
Básicamente desde
aquí se postula que hay dos factores, dentro de la multiplicidad de los mismos,
que se desprenden de manera importante:
- El crecimiento no es un factor determinista del desarrollo de las naciones.
- La naturaleza del hombre está básicamente caracterizada, entre otros aspectos, por la mutación y/o alteración de los estados de ánimo dados durante períodos cortos, un momento o en solo segundos.
Respecto al primero,
es una condición deseable que las economías crezcan para generar capacidad de
liquidez que sustenten un mayor espacio fiscal para una política de
distribución del ingresos más eficiente a través de la inversión y apuntalando
el consumo. Con el acompañamiento de estas variables, la gestión política
debería procurar atención a horizontes de planeamiento de mediano y largo
plazo. El horizonte es menos incierto ante un mejor marco institucional y el
fomento de contratos sociales en los que intervengan todo el sistema político nacional
con independencia de los beneficios de cada parte.
Dicho marco
institucional es menos permeable frente a escenarios de crisis si es acordado
previamente por todo el espectro político. A su vez, la consistencia de las principales
decisiones de política junto a la flexibilidad de las mismas, debería ser el
principal activo de los futuros hacedores de política.
El segundo punto descansa
en el comportamiento histórico que han tenido los agentes ante períodos de
crisis. En la primera entrega de Notas
sobre Crisis, se había aludido a la persistencia de ciclos de auge y caída
en las economías del denominado Cono Sur de América.
Períodos iniciales de
crecimiento de la producción con generación de empleo y consumo seguidos de
consecuentes auges en las percepciones de corto plazo de los agentes que son
retroalimentadas, a su vez, por sistemas financieros que ofrecen crédito sin
proyectar que los cambios, repentinos o suaves, forman una de las
características principales del ser humano en sociedad.
Es de destacar que
dichas características determinan un complejo entramado de dinámicas de
comportamiento que nutren nuevas decisiones y erosionan las precedentes, pues
todos estos comportamientos, quizás, sea la principal razón del ser respecto a
las decisiones económicas. Tales decisiones pueden afectar varios aspectos
dentro de los cuales se podría incluir el status quo socio económico de los
agentes y, en ciertas condiciones, del agregado social lo cual debe ser un
llamado de atención a la ciencia económica. Con los eventos de los últimos días
sería difícil afirmar que el status quo de todo el tejido social aún prevalece.
Mientras algunos se agolpan hacia los comercios otros se precipitan ilegalmente
sobre los supermercados.
En este marco, modelar
el proceso de decisiones económicas de los agentes y los hechos sociales
resultantes a través de la evidencia macroeconómica se hace complejo. Sin
embargo, es de importancia el contexto en general y el económico en particular como
factores determinísticos en las percepciones de la realidad.
Los excesivos
gastos y tomas de crédito que sustentaron el crecimiento económico determinan
no solamente fragilidades patrimoniales en el sentido de Minsky sino que como muestran
los hechos mencionados, existe hay una fragilidad social de mayor importancia.
Las percepciones de los sectores más vulnerables se modifican constantemente
desde las necesidades principales. Por esto, para muchos la realidad es algo
que sería mejor que no ocurra.